Xavi: «Luis cambió mi carrera y Del Bosque me falló»

#ElDato: Xavi ganó la Euro 2008 con Aragonés. Con Del Bosque se adjudicó el Mundial 2010 y la Euro 2012.

Xavi Hernández, leyenda del fútbol español habló para el Diario Marca de la actualidad de la selección ibérica, la misma que este sábado goleo con clase a Italia en el Santiago Bernabéu, en un partido válido por las eliminatorias europeas rumbo a Rusia 2018.

TE PUEDE INTERESAR: Las selecciones que ya tienen un cupo para el Mundial

Sobre el presente de ‘La Roja’ dijo: «Me encanta. Disfruto mucho viéndola. No la veo muy distinta a la nuestra y Julen está proponiendo cosas muy buenas, como la presión arriba, tener el balón, ir al ataque. Esta generación es muy buena. Seguimos teniendo a Ramos, Silva, Iniesta, Alba, Busquets… encima súmale a Pedro, Thiago, Carvajal, Costa, Asensio, Morata, Isco…tenemos un equipazo. Asensio es de los mejores futbolistas que ha dado España en los últimos 10 años», aseguró el ídolo del FC Barcelona.

Sobre el llamado del ‘Guaje’ Villa expuso: «Se lo merece porque no tuvo un buen final. Cuando necesitábamos un gol, siempre estaba el Guaje. Pero es que está muy en forma. Es el mejor delantero que ha tenido España de largo. Tiene la mentalidad de un chaval de 20 años».

Además habló del fracaso de Brasil 2014 y de cómo su relación con Del Bosque se fue a la borda: «En el Mundial perdemos el primer partido y aunque yo no fui de los peores, ante Chile me deja en el banquillo. Me enteré en el último segundo de la charla, una hora y media antes del encuentro, y me sentí engañado. Fue una decepción muy fuerte. Me quiso poner luego ante Australia. Le confesé que no estaba para jugar. Del Bosque es una buena persona y un bonachón. Le tengo en un pedestal, pero me falló».

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Isco deja en ridículo a Verratti

Finalmente se refirió a Luis Aragonés, el DT que cambió su mentalidad por completo: «La persona que hizo un cambio en mi carrera. Era importante en el Barça, pero no clave. Desde el minuto uno me dijo que yo era el jefe, que tenía las espaldas muy anchas y que si fallaba yo, fallaba él. Me reconoció que se había equivocado al haberme dejado fuera antes. No se bajaba los pantalones ante nadie. Era un maestro en gestión de grupo. A mí me decía: «Usted y diez japoneses, que me dan igual, que si está usted yo estoy tranquilo. Usted no está puesto por el ayuntamiento».