Luego de estar 323 días por fuera de las canchas por una dura y complicada lesión, Ansu Fati volvía a disputar un partido oficial con el Barcelona y portando el número “10”, que heredo nada más y nada menos que de Lionel Messi.
Y el cantero blaugrana respondió ingresando al verde césped al minuto 81 y en el 90+1′ se despachó con una maravilla. Cerca de la mitad de la cancha ganó la pelota con lucha y fantasía, para luego en la frontal del área, temporizar, acomodarse para su derecha y desenfundar un latigazo que dejo al arquero en modo estatua.
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