Al mejor estilo de los jugadores de cartas, Tito Vilanova sabía que en el banco tenía a Messi, el mejor jugador del mundo y por su puesto, esa carta a la que todos le temen. Por otro lado, PSG demostró que atacando al Barcelona no siempre se pierde y más cuando los jugadores lo dan todo en el campo.
PSG salió con la intención de atacar al Barcelona de una forma en la que sólo el Real Madrid se atreve, algunas veces y no siempre le sale bien. Hay que recordar el 5-0 en el Camp Nou. Sin embargo, los franceses atacaron con orden y lo más importante, con volumen en el ataque.
Los parisinos crearon más oportunidades de gol en todo el partido que los españoles pero no tuvieron la contundencia de los azulgranas. Lavezzi, Moura y Zlatan, inquietaron continuamente el arco defendido por Valdés. Con transiciones rápidas de defensa a ataque, los dirigidos por Carlo Ancelotti, no tuvieron posesión de balón pero si las oportunidades más claras.
Tanto así que hicieron ver al Barcelona como un equipo terrenal, evidenciado con equivocaciones en los pases cortos. El primer gol llegó en una jugada en velocidad entre Zlatan y Pastore que definió muy bien el argentino. EL partido cuando más complicado estaba, sonaron las campanas y saltó Messi a la cancha.
El as bajo la manga, el que no podía arriesgar de principio, desenredó el partido. En cuanto la «pulga» pisó el Camp Nou, los visitantes perdieron el control y sobre todo, dejaron de crear opciones por la preocupación de detener al recién ingresado.
¿Cómo no confiar en Messi? El argentino entro y sin mucha movilidad, por miedo a la lesión, jugó calmado de pivote. Hizo mover al equipo que no sólo encontró su juego sino que tambien, su estabilidad emocional para remontar.
Lionel filtró un gran balón al área, David Villa recepcionó y cuando vio que no tenía remate, tocó atrás el balón para que Pedro le pegara con el alma y decretar así el empate. Desde ese momento y la entrada de Messi, el Barcelona volvió a ser el mismo de siempre y con su toque toque desesperó al rival.
Messi cambió notablemente el curso del partido y aunque no hizo el gol, ni la asistencia, sí comenzó la jugada y lo más importante, hizo reaccionar al equipo pues el PSG tuvo la oportunidad de ganar la serie. sería posible afirmar que sin Messi, el as bajo la manga, estarían celebrando la victoria en París.