#ElDato: Melo jugó 4 partidos con Brasil en el Mundial de Sudáfrica 2010.
La vida de los futbolistas no siempre es color de rosa. Muchos de ellos pasaron por momentos difíciles en su niñez y el fútbol les ayudó a forjar el carácter que tienen y la disciplina necesaria para salir adelante.
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El jugador brasilero de 32 años decidió contar su historia. “Si no hubiera sido futbolista, habría sido un asesino. Vivía en una de las favelas más peligrosas y había drogas y armas. Dejé esa vida para luchar por mi sueño. Había veces que iba al entrenamiento y, a la vuelta, alguno de mis amigos había muerto. Tenía que elegir entre seguir con el fútbol o esa vida y le dije sí al fútbol y a una vida diferente”, dijo Melo a ‘Sky Sports Italia’.
El centrocampista también agradeció a su mujer. “Cuando la conocí, nació otro Felipe Melo. En Gramio, siempre me gastaba todo el sueldo y llevaba una vida extraña. He tenido tres hijos con ella y ha sido junto a mi familia como he conquistado todo lo que ahora tengo. Después de Dios, ellos son lo más importante. Se dice que detrás de cada hombre hay una gran mujer, pero yo digo que la mujer siempre está al lado”.
Otra figura importante fue la paterna y el brasilero le dedicó unas palabras de agradecimiento a su padre. “Cuando me fichó el Flamengo, tenía que tomar todos los días un autobús que tardaba dos horas en llevarme al campo de entrenamiento. Fue difícil. Además, tenía que pagarme el transporte. Mi padre, que solía hacer doble jornada de trabajo, dejó su empleo y empezó a llevarme a los entrenamientos. Con diez años, era solo un niño que quería jugar con sus amigos y me preguntaba por qué todo era tan difícil. Ahora le doy mucha importancia a esos sacrificios, porque me han permitido llegar hasta aquí”.