Sao Paulo gana “a golpes” la Copa Suramericana (Opinión)

Se supone que debía escribir, como lo he venido haciendo en todos los partidos de este torneo, acerca del juego que se desarrollaría entre Sao Paulo de Brasil y Tigre de Argentina para definir al campeón de la copa Bridgestone Suramericana, pero las situaciones de violencia que día a día se viven en el fútbol, impidieron que en primer lugar, se lograra este propósito (el partido duró 45 minutos) y en segundo lugar se tenga disposición de hablar de fútbol cuando lo que reinó en el estadio Morumbí de Sao Paulo fue violencia.

 Para los que les interese de cualquier manera, los primeros 45 minutos terminaron con un 2-0 en favor del equipo local que aprovechó en 2 jugadas de contragolpe los espacios dejados por una jugada zaga del equipo visitante.

 Al final de estos 45 minutos, los jugadores de Sao Paulo empezaron (según propios integrantes de Tigre) a burlarse de sus contrincantes por el resultado a favor, esto llevo a algún enfrentamiento físico donde terminó expulsado el jugador del equipo brasilero Paulo Miranda; pero esto sólo fue el comienzo de una hecatombe de proporciones inaceptables en un torneo organizado por la Conmebol.

 Como cualquier televidente esperé los 15 minutos de siempre para ver la etapa complementaria, sin embargo, Sao Paulo saldría a la cancha y se quedaría en el campo esperando a su rival por mucho tiempo, minutos después de la salida de los locales empezaron a surgir informaciones confusas; al parecer, Tigre se rehusaba a salir al segundo tiempo a jugar el partido, pero los siguientes datos irían escalando en nivel de incredulidad.

 Pero esto no viene de esta noche, esto empezó dos días atrás cuando el modesto equipo de Victoria llegó a la ciudad de uno de los sin duda, equipos más grandes del continente, y quizá del mundo, si recordamos que a principios de los 90, el Sao Paulo era tan protagonista de los torneos continentales como lo fue Boca Juniors en el nuevo milenio.

 La primera noticia amarga para Tigre era que a pesar del compromiso concretado entre las dos instituciones, Sao Paulo no iba a prestar la cancha del estadio Morumbí para que los visitantes desarrollaran los entrenamientos correspondientes, la excusa de los dirigentes es que el estadio había quedado en mal estado tras el concierto en días anteriores de Madona, ahora, el concierto de Madona estaba planeado de meses atrás, la definición de Tigre como Rival de Sao Paulo se dio apenas hace dos semanas, lo cual me hace preguntarme, ¿no había una alternativa que pudiera brindar el club paulista a su rival sabiendo que había una clara posibilidad de que el estadio estuviera inhabilitado?, y eso si somos tan ingenuos para pensar que esa fue la verdadera razón del desplante del que fueron víctimas los jugadores del equipo argentino. Pero esto no fue lo peor.

 En la previa del partido, unos personajes de “seguridad” pertenecientes a la asociación paulista de fútbol, le impidieron a los jugadores de Tigre terminar de hacer el calentamiento pre competitivo, y uno de estos personajes amenazó con golpear al preparador físico de Tigre obligándolos a volver al camerino a esperar el inició del partido. Ahora si volvamos a lo que ocurrió en el entretiempo, estos mismos personajes que deberían dedicar su tiempo a garantizar la seguridad del partido, siguieron a los jugadores de Tigre a los camerinos donde (según los miembros del plantel de Tigre) arremetieron contra los jugadores del equipo visitante, y no con improperios, sino con golpes, que afectaron directamente a más de 4 jugadores de Tigre y a algunos acompañantes del plantel, llegaron a ser tan graves las cosas que un integrante de este grupo levanto una tabla con la que atacó a un jugador de la plantilla y otro amenazó con un arma de fuego al portero Damián Albil.

 Todo esto ocurrió en las sombras porque miembros de la policía presentes en el estadio convenientemente impidieron el acceso de periodistas a la zona de los vestuarios, la información se fue filtrando poco a poco por medio de los representantes del equipo que asomaban al campo de juego.

 La guinda del pastel fue que los miembros de la Conmebol no hicieron absolutamente nada, y después de más de media hora de retraso en el comienzo del segundo tiempo, el árbitro del partido decidió no suspender, sino dar como concluido el partido y declarar vencedor y por ende campeón del torneo, al equipo local. Triunfo que celebraron vergonzosamente los jugadores de Sao Paulo como si lo hubieran conseguido en los 90 minutos.

 Hay tantas cosas que me resultan increíbles en este incidente que es difícil saber por dónde empezar, por ejemplo, que triste fue ver a Nicolas Leoz, presidente de la Conmebol, entregando medallas a los jugadores de Sao Paulo mientras los de Tigre estaban adentro del camerino mostrándole a las cámaras de televisión sus multiples heridas y contando sus versiones de hechos absolutamente ridículos.

 Al final el equipo grande de Suramerica, que representaba al país responsable de la organización del próximo campeonato mundial de futbol, se proclamó campeón de un trofeo ganado por miembros de seguridad a los golpes, y a Tigre… que se lo coma el tigre. El ganador nuevamente fue la violencia.

 

Nicolás Villamizar