Medellín y Pasto, los últimos clasificados

El Poderoso de la Montaña y el conjunto nariñense se metieron en el grupo de los ocho, tras vencer a Quindío y Cúcuta respectivamente.

En partidos simultáneos, el rojo paisa venció a domicilio al equipo cuyabro en el Centenario de Armenia 3-1, con doblete de Germán Ezequiel Cano sobre los 50 y 90 de partido y otro tanto de Felipe Pardo al minuto 59.

El DIM liquidó el compromiso en el segundo tiempo, tras una primera manga manejada a merced por un equipo cafetero que mostró dotes para clasificar, pero que en la segunda parte se vio muy lejos de su nivel, permitiéndole a la visita resurgir entre las cenizas.

Sergio Herrera, el delantero experimentado que volvió a ser protagonista de citas importantes como en aquellos años de antaño, le dio la ventaja a los cafeteros sobre los 29 tras un tiro de esquina ejecutado por Camilo Vela; nada pudo hacer el hábil Leandro Castellanos, ante la calidad de barranca y el graso error de su zaga.

Así transcurrió la primera mitad, con un verde dispuesto a liquidar la contienda y con un Medellín aferrado a su juego defensivo, para contrarrestar ventajas por medio de contragolpes certeros y guardado energías para el segundo y definitivo asalto del torneo regular.

Y el funcionó a la perfección. Los dirigidos por Hernán Darío Gómez, salieron al terreno de juego otra actitud. Nada estaba en su orden. Todo el trabajo del semestre se estaba lanzado a la canasta, además que el triunfo parcial del Pasto ante el Cúcuta los obligaba a remontar como fuera lugar para lograr su cometido.

Los guerreros paisas sacaron toda su casta y empezaron a dominar el balón, a través de una recuperación eficiente y siempre manteniendo la compostura a la hora de ubicarse en la cancha y doblarse finamente desde ala defensa al ataque y viceversa.

Fue tal el cambio de actitud, que 5 minutos después del reinicio de partidos los antioqueños igualaron la cuenta gracias a un pase formidable de John Viáfara desde la mitad de la cancha para que Ezequiel Cano clavara la esférica a la madera derecha del cuidapalos cuyabro.

Pero eso no sería todo. Nueve minutos después, llegaría el milagro para el rojo paisa, gracias a un enchufado Ezequiel Cano que habilitó con soltura a Felipe Pardo para que este pusiera las cosas 2-1.

El DIM se reencontraba con el firmamento después de mucho tiempo, donde inclusive estuvo peleando por el descenso, mientras que el Quindío, a pesar de conocer su historia, estaba condenado a repetirla. Sí a repetirla; una vez más, los cafeteros se quedaban fuera de los ocho de manera insólita a pesar de tener en sus manos todas las herramientas para conseguir la boleta a los play-offs.

Tanta fue la leña al fuego, que los dirigidos por el Pecoso Castro, después de una primera mitad de campeonato formidable, veían como todos sus sueños se iban al piso con el último y definitivo gol de la jornada, nuevamente por medio de Germán Ezequiel Cano, la figura indiscutible del compromiso de paso el héroe de su equipo.

Con este resultado, el Poderoso de la Montaña se clasificó en el séptimo lugar de la Liga Postobón II con 26 unidades y dejó a su similar del Quindío con 22 puntos y fuera de los ocho.

Deportivo Pasto repite cuadrangulares en un año de ensueño

Un año después de estar jugando en el Torneo Postobón (Primera B), el Deportivo Pasto se vuelve apuntar como uno de los grande protagonistas del rentado nacional, al conseguir por segunda vez consecutiva, el pasaje a los cuadrangulares de la Liga Postobón.

Cabe resaltar que el equipo de Flavio Torres, logró llegar a la final del torneo pasado, perdiendo a la postre con Independiente Santa Fe en una emotiva final, y que hace poco también logró ser subcampeón de la Copa Postobón ante el vencedor, Atlético Nacional.

El encuentro en sus primeros trazos fue muy táctico entendiendo que ambos conjuntos se jugaban la clasificación en la última manga de la partida. Cúcuta llegaba clasificado, luego de vencer la fecha pasada al Deportes Quindío, por la mínima diferencia en el remodelado General Santander y también había conseguido salvar la categoría, mandando anticipadamente al Real Cartagena a la categoría de ascenso.

Por su parte, el equipo nariñense venía de perder la Copa Postobón por segunda vez en su historial a manos del verde de la montaña. De todas formas, este trago amargo no logró perderle el curso a un conjunto con deseos grandes de seguir haciendo historia.

Los pastusos salieron desde el arranque a buscar anticipadamente el gol, para evitar presiones y arremetidas de su afición. Para sorpresa de todos, el Doblemente Glorioso también salió atacando demostrando con creces que venía a La Libertad a conseguir el cupo para la fiesta de fin de año. A causa de esto, se digiero un partido emotivo, de ida y de vuelta, y ante todo se presenció buen fútbol.

Dadas estas condiciones, cualquier escuadra podría irse adelante en la pizarra. En esta oportunidad el turno fue para los de la frontera, que al minuto 20 abrieron el marcador por medio del uruguayo Mateo Figoli.

Esta anotación dejó sin palabras a todo un estadio que hasta ese entonces, gritaba con mucha pasión para alentar a su equipo del corazón. Esta fue quizá, la verdadera prueba de fuego para los pastusos, que supieron resolverla con categoría, logrando la paridad tan solo 3 minutos después por medio de la vía de los 12 pasos, tras una falta monumental de Luis Estacio sobre Ayron del Valle.

Víctor Manuel Zapata cobró con clase para vencer al golero, demostrando a la postre su enorme categoría, por tener los ojos de todo el público puestos sobre él. La anotación fue entonces, el remedio para engrandecer al galeras y opacar a los motilones.

Sí. Fue el punto de partida para conseguir el sueño clasificatorio. En las postrimerías de la primera parte, exactamente sobre los 38, Omar Rodríguez sería el encargado de poner en ventaja al Deportivo Pasto y darle la alegría a toda esa afición sufrida como la pastusa.

El segundo episodio se jugó a las mismas revoluciones que el primero. Los tricolores prefirieron manejar el balón para dormir a su rival, mientras que los rojinegros siempre estuvieron pendientes de ubicarse bien el terreno de juego, para sorprender a través de contragolpes, juego por las bandas y balones parados, a un enardecido contrincante.

Para la alegría del pueblo pastuso, el gol de la visita nunca se concretó y su equipo, gracias a su temple y garra, pudo lograr su cometido y meterse una vez más, en las semifinales del balompié colombiano por tercera vez consecutiva (incluyendo la copa). Alegría para los sureños y desconsuelo total para los fronterizos. Así es el fútbol, mientras uno ríen, otros lloran.