Por allá en el 2006 escribí sobre el mal momento que atravesaba el Deportivo Cali y el problema que representó para los azucareros la llegada de la nueva junta directiva, en ese tiempo, encabezada por Rodrigo Otoya. Un desajuste que llegó pocos años después de que los verdes consiguieran su última corona con Pedro Sarmiento, en el 2005. Hoy, siete años después de la octava estrella, el panorama tiene otros actores, pero el mismo resultado, NADA.
Para ese entonces, inexplicablemente, Pedro Sarmiento fue despedido, es el premio que se le dio por terminar una sequía de siete años sin títulos, y se contrató al argentino Omar Labruna, un hombre que en las toldas verdes dejó una penosa huella. Para remplazarlo, llegó Néstor Otero, quien trató de salvar la patria, pero devolver la vida a un equipo con respiración artificial fue una tarea imposible. Fue cuando tomó la salomónica decisión de renunciar.
Pero como el slogan de la sección de un programa deportivo radial de LA FM: “lo que pasó ayer, se repite hoy”. A dirigir al Cali se trajo un timonel extranjero, argentino, así como Labruna, y que por su vestimenta es fácil concluir que se quedó en los años 80. Rubén Darío Insúa llegó en 2011 con la promesa de devolver los años gloriosos al ‘único club de Colombia’, tal vez, de lo único que se podrán sentir orgullosos los hinchas caleños en la actualidad, porque el estadio dejó de ser motivo de presunción para convertirse en una nueva vergüenza.
Pero el paso de Insúa no fue diferente al trasegar que vivió su coterráneo seis años atrás. Con él al mando, el Cali jugó 14 partidos y tuvo un rendimiento del 30.9% debido a tres victorias, cuatro empates y 7 derrotas. Bajó su dirección el cuadro ‘azucarero’ anotó nueve goles y recibió 18. «Insúa ha sido el peor técnico que ha pasado por el Deportivo Cali…” dijo la Vicepresidenta del Club, Maria Clara Naranjo. A esa lista sumo a Labruna que dirigió 18 partidos, con seis victorias, siete empates y cinco derrotas. (Los números no son muy diferentes)
Con la salida del estratega ochentero, llegó el colombo-uruguayo Julio Avelino Comesaña. El ex asistente técnico de la Selección Colombia, le dio nuevos bríos al equipo y en una monumental tarea logró levantar el estado anímico del onceno caleño y lo llevó a las fases finales de la Liga Postobón 2012 I. Sin embargo, al igual que Otero, presentó su carta de renuncia porque los malos resultados no demoraron en llegar.
Falta una fecha para conocer los ocho equipos clasificados que jugarán las finales de la Liga 2012 II. El Deporcali tiene una remota esperanza de llegar. Tendrá que derrotar por diferencia de cuatro goles a la Equidad y esperar resultados en otras plazas. En el fútbol todo puede pasar y con una ayuda divina el Cali podría entrar en la final, nadie dice que no, pero si hay algo cierto, es que en el fútbol como en la vida, “lo que pasó ayer, se repite hoy”. Ahora, remontándonos a eso, el Cali ganó la octava estrella luego de siete años de no hacerlo, podríamos pensar que está cerca la novena. Ojalá.
(El artículo fue inspirado en la frase del programa ‘En la jugada’, que dirige Antonio Cassale, la sección la hace un gran columnista de fútbol, Nicolás Samper.)
@hagacu