Lo que era una jornada tranquila

España tuvo todas las posibilidades de sumar de a tres pero la falta de efectividad, la mala suerte o mejor, la buena suerte de Finlandia, lo dejan comprometido contra Francia. La selección española no encontró la estocada final y Finlandia lo «liquidó». Como dicen por ahí: el que no los hace, los ve hacer.

Lo que era un partido de trámite para «La Roja», se convirtió en el calvario ibérico. La selección campeona del mundo acostumbro a sus hinchas y a los amantes del fútbol a tener paciencia y parecía que nada podía cambiar en ésta partido pero la suerte fue otra.

España salió con tranquilidad a dominar el partido, a tener el balón y aprovechar la velocidad y movilidad de sus atacantes. Todo eso se hizo presente menos lo más importante, el gol. Y no fue por falta de calidad, fue por el caprichoso destino que no les permitió vencer.

Sergio Ramos comenzó como capitán, cumpliendo 100 partidos en la absoluta y qué mejor froma que con gol. Sin embargo, Finlandia estaba dispuesto a dañarles la fiesta y faltando 11 minutos para el final, Teemu Pukki se hizo grande en su país con el gol del empate en una mortífera contra.

La fiesta en El Molinón se pospuso y no solo quieren sino que deberán celebrarlo en París cuando enfrenten a Francia para conservar el liderato.