La mejor competición del mundo de la canasta a nivel global tiene muchas peculiaridades que la han convertido en un referente de gestión a nivel planetario. Las decisiones que se han ido tomando en las últimas décadas por parte del comisionado de la liga, han conseguido los objetivos marcados de evolución constante en todos los niveles: económico, social y deportivo.
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En muchos lugares del planeta, se sigue con mayor fervor la competición norteamericana de basket que las domésticas, puesto que la NBA ha adquirido un cariz internacional fuera de toda duda. La llegada de estrellas de estos continentes, unidas a las medidas económicas que permiten a las franquicias resurgir de sus cenizas con el paso de los tiempos, hacen que la competitividad de esta liga planetaria esté asegurada. Basta con ver las tendencias de las últimas décadas. Equipos que temporadas pasadas no conseguían acceder ni a puestos de playoffs, en pocos años, si hacen las cosas bien en los despachos, podrían pelear por el anillo.
Mucha culpa de ello, la tienen medidas salariales adoptadas en la década de los 80 del siglo pasado, con el salary cap o techo salarial a la cabeza. Un reciente estudio de la casa de apuestas en línea incide en la evolución de este parámetro desde su implantación en la temporada 84-85 a razón de 3,6 millones dólares y su evolución posterior hasta los actuales 109 millones, que tienen disponible cada franquicia como máximo para destinar a pagar los salarios de su roster.
Este techo salarial, está unido irremediablemente con otro concepto económico implantado en la liga, el salary floor. Esta cifra económica marcada como suelo, impide a las diferentes franquicias a destinar menos de lo marcado al pago de sus jugadores, obligando a muchos general manager a cometer inversiones para que su equipo progrese dentro de la cancha y aumentar la competitividad de la liga en su conjunto.
