#ElDato: Colombia fue eliminado de la anterior Copa América 2011 por Perú tras perder 2-0 en la misma instancia.
Colombia ‘Inmaculada’. Así debía titularse esta nota. Benditas fueron las manos de David Ospina y ni hablar de los palos del arco colombiano. El Realismo Mágico se hizo presente en el estadio Sausalito de Chile. Nada podía explicar el por qué del cero en el arco tricolor. Al final, la religión pasó a segundo plano y el cuadro cafetero se fue eliminado de la Copa América tras perder 5-4 frente a Argentina en penales.
El primer tiempo sólo fue de los gauchos. El equipo dirigido por José Pekerman se vio acorralado por el subcampeón del mundo. Tanto así, que el estratega tuvo que sacar a Teo a 20 minutos de iniciado el compromiso para incorporar un volante en mitad de cancha que no fue otro que Edwin Cardona. El hueco que dejó Carlos Sánchez en el medio brilló más que nunca.
Unas atajadas milagrosas de David Ospina hacían prever un partido de locos. Nadie podía explicar la providencia del portero del Arsenal. En el segundo tiempo, las cosas no fueron diferentes, los palos fueron bañados en agua bendita. Tanto así que la procedencia de Jose Mario Bergoglio, mas conocido como el Papa Francisco, se puso en tela de juicio. De manera sobrenatural, la Selección Colombia logró el cero y los penales se hicieron presentes por primera vez en Chile. Las manos de Miguel Calero se hicieron visibles desde el cielo.
Unos penales de infarto: los cafeteros botaron 2 que de manera agónica el cuadro argentino no aprovechó. Tanta suerte, o providencia, según sus creencias, sería un indicio de que el cielo estaba del lado de Colombia. Sin embargo, la fe se desvaneció cuando Jeison Murillo devolvió un penal al cielo que Carlos Tévez transformó en gol. Las cosas estaban en orden: Argentina en semifinales. El ‘Realismo Mágico’ volvió a su lugar. Soñamos como nunca y perdimos como siempre.
Un país plagado de ateos estuvo apunto de convertirse en ‘hinchas’ furibundos de Dios. No había otra explicación. Lo imposible se hacia posible. Y lo ordinario, extraordinario. Sin embargo, los milagros no dieron más cartuchos y perdimos como siempre. Porque, es hora de ser un poco objetivos y aceptar que no hemos ganado nada en nuestra historia; salvo una Copa América en 2001 que no jugaron Argentina y Brasil en nuestro propio suelo que padecía una situación grave de violencia.
Lo único que queda claro con esta dolorosa derrota es que el colombiano no piensa con la razón sino con el corazón. La fe nunca estará perdida. Hoy en día tenemos embajadores en los mejores clubes del mundo pero igual no fue suficiente. Perdimos como siempre y soñamos como nunca.
El día que ganemos algo nos pondremos locos. Locos de remate. Y con toda la razón, porque somos un pueblo dolido. Una nación sedienta de gloria: algún día este país al fin saboreará el famoso ‘Realismo Mágico’. Hasta ahora, a vivir nuestros cien años de soledad.
Thomás Blanco @thomblalin
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