Toni Kroos está demostrando en el Real Madrid lo que alguna vez pensaron Franz Beckenbauer y Gerd Muller. “Al diez, hay que echarlo un ojo al diez…va a ser un fenómeno”.
Eso decían los ex jugadores cuando miraban a la selección alemana Sub 17. Un combinado teutón que tenía nombres como Ozil, Khedira, Muller, Schweinsteiger y Gotze.
Desde pequeño Kroos empezó a descrestar y una de las anécdotas más curiosas las vivió cuando era pequeño. Estudiaba en el colegio y entrenaba en el equipo de la ciudad donde vivió, Hansa.
Su profesora de ese momento comentó que no era buen estudiante y sólo quería aprobar para poder jugar.
“Faltaba mucho y se veía que era vago para esto de los estudios. Pero sabíamos que era muy bueno en el fútbol y como hacía lo justo para aprobar le dejábamos hacer. Era muy responsable y sabía que tenía que sacar notas aceptables. Con eso le valía”.
Sin embargo, la clase de educación física era en la única en la que se destacaba Toni Kroos y de qué manera. La única forma de intentar nivelar su gran nivel con los compañeros era que jugara descalzo.
“Era tan bueno jugando que los profesores le obligaban a jugar descalzo para igualar un poco los partidos. Si no, no había forma de ganarle”, comentan sus compañeros algunos años después.
Kroos pasó del Hansa al Bayern Múnich tras realizar una pruebas, ganó la Copa Mundo en Brasil y recaló en el Real Madrid para seguir escribiendo su historia con tan sólo 24 años.