Jesús le da la victoria a España. 7-6

Aunque en el fútbol importa quién gana y quién pierde, éste partido debe calificarse con un sólo adjetivo: espectacular! Lo que jugó Italia en los primero 60 minutos y España en los otros 60, fue increíble por la calidad, la entrega y la luchas de estilos. Y si, 60 y 60 minutos porque fueron a tiempo extra.

Los primeros 60 minutos fue todo de Italia. Maniató el juego de los ibéricos y con salidas rápidas por los costados inquietó el arco de Casillas en casi 5 oportunidades claras de gol. El gran error de los italianos fue el de no definir el compromiso cuando pudieron. Es atrevido pensarlo pero Balotelli hizo falta para la efectividad.

Los italianos no pensaron en repetir la historia de la Eurocopa pasada pero al final, el destino quería la final soñada entre la mejor selección del presenta y la mejor del pasado. Iker también lo quiso así y por eso se hizo grande en el arco como si nunca hubiera dejado de atajar.

Cuando España reaccionó, encontró en el tiki-taka, la perdición italiana que corriendo y sin poder alcanzar la pelota, se cansaron y casi termina desequilibrando la balanza en la prorroga. El ingreso de Navas fue fundamental porque evitó las salidas por la banda e inquietó constantemente el arco defendido por Buffon.

Fue el hombre determinante del partido aunque la curiosidad fue ver a Javi Martínez, habitual medio campista, jugando de nueve, el último delantero. Llegaron los calambes, los dolores, el cansancio pero la fe, siempre impulso cada carrera, cada disputa y cada penal cobrado.

Con el empate a cero llegó la hora de los penales. Los jugadores cobraron de manera excepcional y parecía un entrenamiento pues la seguridad en las ejecuciones fue impresionante.

Pero en toda película debe haber un malo y un bueno. En éste caso Bonucci desperdició el séptimo penal para Italia mientras que el hombre que revolucionó el partido, Jesús Navas, anotó el séptimo que marco la diferencia y dejó a España en la final.

Final soñada en Brasil.