En el partido de ida de los octavos de final de la Copa Libertadores, Emelec derrotó 2-1 a Fluminense en Guayaquil con una anotación que se divisó desde la vía de los doce pasos.
Duelo de titanes se vivió ayer en el Estadio George Capwell entre Emelec y Fluminense por los octavos de final de la Libertadores, donde ambos conjuntos mostraron las uñas basados en su arsenal y además sufrieron las continuas arremetidas de su rival en un compromiso de alto vuelo.
Claramente el elenco “eléctrico” debió esforzarse al máximo para irse en ventaja en este primer duelo de la serie, teniendo en cuanta la buena respuesta de los brasileros en el medio campo y por su gran virtud a la hora de elaborar contragolpes que por fortuna para los ecuatorianos no se concretaron.
El primer tanto del compromiso llegó sobre la media hora, luego de un autogol del brasileño Leandro Euzébio después de un centre a la olla de Carlos Vera. Rápidamente la visita se repuso de este golpe y consiguió la igualdad ad al 43’ tras conectar un potente tiro de media distancia que dejó sin chances al golero Dreer.
El complemento se jugó con dos equipos volcados al ataque que no pudieron concretar todo su esfuerzo, debido a la mala puntería y al buen desempeño de ambas zagas que fueron un ejército implacable en su zona defensiva.
Cuando todo pintaba para un empate, Carlinhos golpeó a Mondaini en las 16 con 50 para que el réferi decretara la pena máxima sin pensarlo dos veces. El encargado de cobrar fue Gaibor que lanzó con seguridad para vencer al golero rival y así decretar el 2-1 definitivo.
Con este resultado los ecuatorianos parte con ventaja para afrontar el partido de vuelta en Río de Janeiro, aunque deberán tener cuidado puesto que el conjunto carioca es muy fuerte en casa y además logró el anhelado gol de visitante que suele pesar mucho en este tipo de instancias definitivas.