La cantera del Real Madrid se ha caracterizado por dar a conocer grandes futbolistas. Sin embargo, no todos salen de la fábrica blanca al primer equipo.
Muchos de sus canteranos en proceso de formación deciden cambiar de club para obtener mayores oportunidades en la primera división. Es el caso de Borja Valero, Juan Mata, Callejón, Álvaro Negredo, Morata, Soldado, etc.
Borja Valero se hizo fuerte en Villarreal y ahora en la Fiorentina en donde vive un presente inmejorable. Es fundamental en el esquema de Montella en la ‘viola’.
El jugador habló de su pasó por las divisiones menores del Real Madrid y lo difícil que es sobre salir en un club tan grande y con futuras promesas que se hacen eco todos los días.
«Para mí el fútbol era una diversión, pero dejé de vivir sin preocupaciones en el momento en el que desembarqué en el centro de formación del Real Madrid a los 11 años», cuenta Borja Valero.
«Si no me hubiese convertido en profesional mi análisis sería más amargo. Durante mi formación he convivido con otros 300 chicos y el 85% de ellos no lo consiguió. Toda esa gente ha sacrificado su adolescencia para nada. No había piedad», añadió el jugador de 29 años de edad.
«A los descartados los veías irse con la mochila, de hoy para mañana. Y me decía que podría tener yo también este final. Era estresante porque no dependía sólo del campo, sino también de la opinión de los formadores, se parecía a Factor X sólo que no tenías al público para que te salvara«.
«En el Real Madrid te dan el mejor sueldo, una casa, un coche, un reloj de lujo. Vives en otro planeta, estás en el vértice, pero no se trata de fútbol de verdad«, afirmó el madrileño.
Ahora su presente es con la Fiorentina y su felicidad pasa por Florencia. «Tenía muchas ofertas, pero ninguna me daba la posibilidad de vivir en un lugar así de bonito. Al prinicipio cuando acababa el partido salía a pie del estadio y nadie me reconocía. A lo mejor hoy la gente me aprecia porque hago la compra en el supermercado, ordeno la habitación de mis hijos o hago de turista por la ciudad como todo el mundo».
«Soy un privilegiado, hay gente que trabaja 12 horas al día, nosotros entrenamos tres horas al día. Tenemos que dejar de tratar a los jugadores como estrellas, nuestro trabajo debe de ser desmitificado», aseguró.