El campeón protagonizó un concierto de bostezos contra un Lobo sin colmillos

Volvía el futbol grande de la Argentina y el actual campeón River Plate visitaba al Lobo platense en el estadio único de La Plata; situación que fue fruto de quejas por parte de los hinchas de Gimnasia que anhelan ver a su equipo jugando siempre en su propio reducto.

El partido que marcaba el estreno oficial de Marcelo Gallardo como entrenador millonario, se mostraba favorable al equipo local, que estaba mejor parado en el campo y se mostraba en la constante búsqueda de hacer daño en el campo rival.

Al minuto 29 Marcelo Barovero sacó de la línea y de forma inusual un remate de cabeza que pudo haber significado la apertura del marcador para el conjunto platense. 5 minutos más tarde el portero millonario saldría remplazado por una molestia muscular.

El partido se tornó de ida y vuelta con más ganas que precisión por parte de ambos conjuntos en el final de la primera mitad.

La segunda parte empezó favorable de nuevo para los locales, sin embargo la falta de ritmo de los dos equipos se evidenciaba con el pasar de los minutos que nos entregaban cada vez menos futbol

En el minuto 28 del segundo tiempo un fallo en el sistema eléctrico demoró el partido durante algún tiempo, tras la reanudación la falta de futbol continuó y no pudo ser solventada ni por los ingresos del mundialista Teo Gutiérrez y el uruguayo Rodrigo Mora.

El jugador millonario Osmar Ferreyra parecía ser el único protagonista en campo pretendiendo hacer un juego más vistoso, pero la falta de cooperación de los otros 21 participantes hacía prever un amargo 0-0 en el final.

Pero los planes del terrible Teófilo Gutiérrez eran otros, y en el minuto 93 (recordemos que el partido estuvo detenido 7 u 8 minutos) del juego, un fenomenal centro del malevo Ferreyra fue conectado por el barranquillero para abrir el marcador tras la pésima salida del portero Bonetti.

River generó más opciones tras la apertura del marcador de las que había cuajado en el resto del encuentro, sin embargo el Dios del futbol pareció considerar que el 0-1 era suficiente premio para el bajo nivel del partido, tanto así que decidió quitárselo a los de Marcelo Gallardo en el último minuto cuando también de jugada a balón parado, Vegetti pondría el 1-1.

Espantoso encuentro que terminó con un justo empate, los últimos 10 minutos entregaron más emociones que los previos ochenta y tantos, mucho por mejorar en ambos bandos de tener pretensiones de campeonar.