En un partido memorable, el Gigante de Baviera aprovechó los errores de los ingleses en muchos matices de partido.
Por los octavos de final de la UEFA Champions League, el Bayern Múnich doblegó 1-3 al Arsenal en Londres, para dejar casi definida una serie que se resolverá en tres semanas en el Allianz Arena, un campo difícil para cualquier equipo del Viejo Continente.
Desde el arranque, los dirigidos por el francés Ársene Wenger estuvieron incómodos en el césped del Emirates, dándole la chance al conjunto de Heynckes que aprovechó los regalos de los gunners para ponerse adelante del marcador apenas al minuto 7 de partido.
El tanto lo convirtió Toni Kroos, después de una formidable jugada de Ribery con Muller, siendo este último quien asistió al mediocampista con un centre para que este rematara de primera, picando la esférica venciendo al meta Szczesny.
Los germanos se dedicaron a jugar con rapidez, también a atacar sin pensar tanto las jugadas y a formar esquemas de repliegue en defensa para evitar líos en su campo. A su vez, decidieron jugar por la banda derecha, aprovechando la poca cobertura de los locales por ese costado, hecho que les trajo dolores de cabeza a los británicos.
Bajo ese lema, los cuatro veces campeones de Europa consiguieron el segundo de la noche, obra del joven Thomas Muller. Tras un tiro de esquina lanzado por Kroos, el belga Daniel van Buyten se anticipó a los centrales gunners para cabecear, tiro que despejó el golero sobre las 5 con 50, para que Muller se anticipara y lanzara el balón al fondo de la red.
Este tanto de la visita anticipó lo que se veía: Una defensa desastrosa del Arsenal que permitía al rival acercarse a su completa voluntad. Tan mala era la actuación de los londinenses, que transcurridos 25 minutos de partido no habían disparado ni una sola vez al arco protegido por Neuer.
En el complemento los cañoneros por fin recapacitaron, haciendo uso de la esférica como herramienta de juego tanto en los ofensivo como defensivo. Sin embargo, no era capaz de concretar situaciones realmente peligrosas ante la mirada tibia del golero germano.
Sin pensarlo, los de casa descontaron después de un córner lanzado por Wilshere donde Neuer salió indeciso, haciendo que la esférica rebotara primero sobre el corazón del área chica para que Lukas Podolski metiera un testarazo sin marcaje alguno.
A partir de ese momento el encuentro se puso friccionado, donde aparecieron faltas constantes sobretodo del lado germano, como fórmula para frenar el ataque inglés. El ingreso de Luiz Gustavo por Kroos fue el claro reflejo de la intención del Múnich.
Y cuando era el Arsenal quien cocinaba el tanto del empate, los alemanes lograron darle un cachetazo al sueño de su rival sentenciando la historia, tras un gol del croata Mario Mandukic a 13 del final. La jugada nació de una sociedad de Robben con Lahm, quien lanzó un centre a lo olla para que el balcánico conectara un taco que se transformó en parábola, venciendo al guardameta polaco.
Sin dudas, ese fue el golpe de gracia para un equipo que no pasa por su mejor momento tanto en Premier, FA Cup (eliminado), como en Champions, quedando prácticamente afuera de un competición esquiva para estos desde hace rato.