El día que casi le parten la piernas a Gabriel Jesús

#ElDato: Gabriel Jesús, en su mejor temporada con el Palmeiras, firmó un curso de 21 goles en 46 partidos. Fue la gran sensación del Brasileirao y se quedó con el título. 

Gabriel Jesús, delantero de gran presente y futuro prometedor, contó la historia del día en que casi le parten las piernas. Todo pudo ser diferente para el goleador que suma 7 anotaciones en 13 partidos con la selección brasileña. 

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Para ‘The Players Tribune’, el delantero de 20 años contó una de las anécdotas más fuertes que le ha dejado su corto paso por el fútbol. Sucedió cuando tenía 13 años tras brillar en un partido contra jugadores mayores que él.

NO AGUANTARON SU TALENTO!

«A los 13 años empecé a jugar con hombres grandes en Várzea. OK — todos en Sao Paulo saben de lo que estoy hablando (y probablemente se empezaron a reír). Pero para todos los demás, voy a explicarlo…

Várzea es como el fútbol callejero en América, o como las Ligas semi-profesionales en Europa. Las canchas son un desastre, y estás jugando contra los hombres que entran muy fuerte. Es conocido por ser extremadamente físico. Pasan muchas cosas sucias en el terreno de juego.

Nunca olvidaré un momento.

Estábamos jugando un partido muy importante contra un equipo grande. Siempre habían tenido uno de los mejores equipos en Várzea, pero habían estado fuera de la Liga por algunos años por razones en las que no quiero entrar. Quizá haya niños leyendo.

Era su año de regreso en la Liga, y estaban jugando contra nosotros para clasificar al torneo más grande. Recuerdo que, antes del partido, sus jugadores me veían como diciendo: ‘¿quién carajos es este niñato? ¿Esto es serio?’.

Era serio.

En cuatro minutos del partido, dribblé a su mejor defensor y marqué un gol, y recuerdo que todos me miraron como diciendo: ‘ok, niño, vamos hacer tu vida un infierno’.

Así que empezaron a tirarme cada que tocaba el balón. Se volvieron locos — realmente estaban viniendo por mí para lastimarme. Un mediocampista bajito, que era conocido por ser un bully, me decía: ‘te voy a romper las piernas si tratas de dribblarme otra vez’.

Recibí el balón… y lo volví a dribblar.

Fue como en la NBA. Rompí sus tobillos. Lo hice caer en su trasero.

Ahora comenzaron a verme como si realmente fueran a matarme.

Pero… ¿qué puedo decir? Cuando tengo el balón en mis pies, estoy en un mundo distinto. Cuando volví a recibir el balón, hice un no-look pass para un gol.

La multitud se volvió loca.

El partido terminó 2-2, y ganamos en penales. Estaban muy enojados. Tras el silbatazo, el mediocampista bully se volteó y me dijo: ‘te dije que te iba a romper tus piernas, niño. Te veo en el estacionamiento’.

Estaba hablando en serio. Fue muy intenso. Recuerdo que pensé: ‘wow, no debo salir’.Afortunadamente, mis compañeros me protegieron. Me rodearon, me llevaron al estacionamiento sin problema, y llegué a casa a salvo.

Pero ese no es el final de la historia. La navidad pasada, fui a casa a ver a mi familia, y tuve que ir al banco para arreglar algunos papeles. Así que metí mi carro en el estacionamiento, y el hombre que entrega los tickets…

Ese chico me pareció familiar.

Y se me quedó viendo, como si me conociera.

Me dio el ticket.

Pero me siguió mirando.

Y después me dijo: ‘hey, pequeño. Pequeño niño!”.

Volteé hacia atrás como sorprendido.

Me dijo: ‘¿Me recuerdas? Várzea, bro! Yo iba a romperte las piernas!’.

Y después dijo: ‘Hombre, realmente te iba a romper las piernas. ¿Lo puedes creer?’.

Estaba tratando de mantenerme bien, como, ‘no es cierto, hermano. Yo sé que estabas bromeando’.

Y él dijo: ‘No, bro. No. Realmente te iba a romper las piernas. Y ahora juegas para mi equipo favorito (Palmeiras)! Te amo, bro! No lo puedo creer! ¿Te puedes imaginar si te hubiera roto las piernas?’.

Nos reímos, y nos tomamos una foto.

JAJAJAJA.»