Los rossoneri ganan un partido clave para sus aspiraciones de seguir en carrera por la Champions League gracias a dos hijos de Ghana. Con orden, ambición y entrega, los locales derrotaron a un Barcelona que no llegó con peligro al arco rival en todo el partido.
El Milán, consciente del poderío culé, salió a la cancha a hacer su juego y a regalarle el balón al Barcelona para salir con contra golpes rápidos por bandas o, pelotazos en busca de los hombres de adelante.
En la primera parte los azulgranas dominaron el partido con posesión de balón pero sin grandes oportunidades de anotar. En cambio, el Milán, dedicado a presionar, creó tres ocasiones en el arco defendido por Víctor Valdés. El despliegue de los rossoneri fue increíble. Una exhibición de amor por la camiseta y de ganas.
Barcelona se dedicó a tener el balón pero le faltó el punch final en tres cuartos de cancha. Simplemente tocaban en paralelo a la línea del área rival pero sin repentización ni profundidad. Además, la defensa estuvo infalible en todos los aspectos.
El primer gol llegó con polémica pues antes de que Kevin Prince Boateng rematara al arco, el balón pegó en la mano de Zapata y fue la habilitación para que el ghanés que, rematara con toda su alma en los botines para levantar al público asistente.
Los jugadores visitantes reclamaron pero el gol fue válido. Desde ese momento todos pensaron que la arremetida del Barcelona no iba a ser normal pero todo siguió igual, nada cambió. Por esto, el Milán aprovechó para decretar el segundo gol por medio de Muntari, otro ghanés que no sólo anotó el segundo gol sino que permite seguir soñando a los hinchas italianos en su visita al Camp Nou.