La Ligue 1 fue testigo de uno de los momentos más insólitos en toda su historia el fin de semana en el partido disputado entre el Bordeaux y el Bastia.
El equipo local le tuvo que prestar los uniformes de entrenamiento a su rival pues no tenía con qué vestirse para poder jugar el partidos de la primera división del fútbol francés.
El insólito hecho ocurrió porque el Bastia llegó al campo con la tercera equipación y el camuflado de su camiseta se confundía con el azul del Bordeaux. El colegiado estimó que los colores se prestaban para la confusión.
Por ésta razón, el árbitro hizo cambiarse al Bastia. La sorpresa llegó cuando el equipo visitante anunció que sólo había llevado ese uniforme camuflado y no tenía más.
Como muestra de Fair Play, el Bordeaux le prestó el uniforme, totalmente blanco, de los entrenamientos para que el partido pudiera ser jugado.
Ante la embarazosa situación, teniendo en cuenta el profesionalismo y los patrocinadores del fútbol hoy en día, el partido se jugó. Burdeox, líder actual de la liga gala, empató en su casa a un gol pero demostró la deportividad que lo caracterizará ahora.