En el complejo deportivo de Santo Domingo, el reconocido estratega le dijo adiós al primer plantel de Independiente en medio de un enorme despliegue de seguridad como consecuencia de las amenazas que recibió la plantilla del “Rey de Copas” por parte de las barras bravas del club.
Américo Rubén Gallego, uno de los técnicos más famosos de Independiente de Avellaneda en los últimos tiempos, se reencontró con sus pupilos por última vez con el fin de desearles éxitos de cara a lo que resta del campeonato argentino, donde el rojo se encuentra actualmente en la mayor crisis deportiva de su historia, plantándose en estos momentos en la parte baja de la tabla general del promedio, quedando en una comprometida situación de cara al descenso.
A eso de las 8 de la mañana el “Tolo” arribó al predio de Villa Dominico, escoltado por un numeroso cuadro de policías bonaerenses así como de la Prefectura Naval en las dos puertas de acceso del centro deportivo. En este sentido, el experimentado estratega fue recibiendo uno a uno a los que hasta el fin de semana pasado era sus dirigidos. Según fuentes cercanas al club, Gallego se marchó de la Villa sobre las 9.30 de la mañana, acompañado de sus colaboradores, Enrique Ezequiel Borrelli (ayudante del campo) y el preparador físico Ruben Olivera.
Consciente de todo lo ocurrido en estos últimos meses, Gallego evitó cualquier contacto con la prensa, evitando de esta manera generar mayor polémica de la ya establecida en un difícil coyuntura de uno de los más grandes de Argentina, Suramérica y el Mundo.