Después de tanta euforia, producida por uno de los mejores partidos que por nombres y por fútbol se haya visto en la competición de clubes más exigente en Europa, he intentado dar mi más objetiva opinión con respecto a la situación actual del Fútbol Club Barcelona.
El Futbol Club Barcelona, venía siendo un lienzo al borde del desgarro que con pequeñas pinceladas se restauraba desde hacía un tiempo para acá. En el pasado encuentro por semifinales de la UEFA Champions League un auténtico panzer alemán pasó por encima del que desde hace cuatro años venía siendo el ejército cumbre en Europa, un ejército que sin duda alguna ha sido el mejor de la última década y en mi opinión uno de los mejores de la historia.
No es fácil, ni son gratis tantos reconocimientos para una plantilla en tan poco tiempo. El desgaste físico y mental que conlleva lograr la cumbre y mantenerse en ella es muy alto y soportarlo por tanto tiempo acaba por marchitar. Hablo de una plantilla compuesta por humanos que vienen soportando un ritmo de trabajo demasiado alto. Soportar a un tipo tan meticuloso y cuidadoso de cada detalle como Guardiola durante cinco años no es fácil, además de llevar a sus espaldas como mínimo un mundial y una Eurocopa en la mayoría de los casos tampoco es trabajo fácil.
El fútbol y la cumbre marchitan y por marchitar me refiero puntualmente a los problemas que en el partido disputado en el Allianz Arena los aficionados a este deporte retrataron en un FC Barcelona desdibujado. El cansancio (bajón físico), la edad, las lesiones y la gestión de la plantilla son algunas de las tantas falencias que marcaron la actuación del club en una fría y muy mojada noche en Múnich.
Como muchos lo han dicho y lo siguen repitiendo, para mí también el once inicial que Tito alineo era el más lógico. Velocidad y presión en las bandas (tapando la salida de los laterales y evitando su conexión con los extremos), calidad y embudo por dentro (Robo y creación aprovechando espacios), contención y firmeza atrás.
Pero es ahí donde nace el término de una mala gestión de la plantilla. Con su once de gala Tito salió a jugar un partido sin frescura en las piernas, pues cabe recordar que ha sido con ocho de estos once jugadores que se ha jugado casi toda la temporada, Piqué, Alves, Alba, Busquets, Xavi, Iniesta, Messi y el propio Alexis, han sido exprimidos al máximo convirtiendo así una plantilla amplia en una escasa parcela de once jugadores con máximo dos posibles recambios.
La gestión de la plantilla dio por supuesto, para tener un arranque espectacular y prácticamente liquidar la liga con meses de anticipación, pero como si se tratara de una ley natural sufrió mucho desgaste y este se evidencio en el final de temporada. Hombres como Song, Tello, Thiago, Montoya e incluso el mismo Bartra, no han tenido la regularidad que debieron para primero refrescar a aquellos de números más pesados y segundo generar autoconfianza con su juego en el campo.
Las evidencias más puntuales de este desgaste sobre un Allianz que desde el primer momento toco el cielo fueron, un Messi entre agujas y algodones que da la sensación de sufrir algo mucho más serio que lo que el parte médico dicto desde Barcelona, un Xavi sin galones, exhausto y con la visión cansada por la fatiga acumulada, un Busquets con tentáculos escasos que ante tan magno rival no encontró nunca a aquel ladrón que habita en su memoria y un Andrés Iniesta que aunque desdibujado por el fino y excesivo marcaje ejercido por los alemanes y diluido por la inexistente lluvia torrencial sobre el centro del campo, fue el hombre sobre el que el FC Barcelona se postro durante los 90 minutos.
No todo fue cuestión de fallos y desaciertos del equipo español, el Bayern vertical, sacrificado, ordenado y sobretodo muy bien estructurado supo leer cada pasaje del partido para sacarle el mayor provecho. El orden en la zona media hizo de este, un equipo sólido e impenetrable, que entre solidarios regulo esfuerzos durante todo el enfrentamiento para mantenerse firme y hacer de su campo un bunker sellado herméticamente.
Con un doble pivote formado por Schweinsteiger y Javi Martínez más el sacrificio de Müller, Alaba y Mario Gómez, el Bayern cerró cualquier tipo de actividad Culé en el medio campo. Apoyados por una magnifica exhibición de un Ribery salido de este mundo.
Es cierto que cuando el Bayern se iba al ataque existía una zona del campo que quedaba desprotegida entre Javi Martínez y Alaba, unos metros que Messi en su mejor estado físico habría aprovechado de manera más eficiente, de ahí que Pedro y Alexis constantemente dibujaran diagonales en este espacio sin ningún fruto, pues nadie de los que busca, les busco.
En el ataque, el Bayern fue una bala por los costados, veloz y mortal aprovecho cada oportunidad que tuvo y entendió que lo mínimo que podía generar de estas arrancadas era una serie de tiros de esquina que con su poderío físico podía y aprovecho de la mejor manera. Todo córner fue un sufrimiento para los azulgranas y por esa vía llegaron los dos primeros mordiscos del pastor alemán.
A diferencia de muchos yo no creo en el fin de una época, estos son jugadores de una estirpe victoriosa y dudar de ellos sería un sacrilegio, porque han vivido tanto buenos como malos momentos y de estos se han sabido levantar, son jugadores que acumulan la experiencia de ganar todo aquello que se ha puesto en su camino.
Lo que sí creo es que es tiempo de renovar, modificar y reinventar ciertos aspectos.
Renovar, volver a retomar antiguas costumbres que se han olvidado, piedritas que se han soltado de este inmenso edificio sin techo que hacían de este un equipo intratable, la magia hecha fútbol que nadie más que ellos sabe dónde parará.
Modificar, pues si, con modificar sin entrar en detalle y citar nombres puntuales me refiero a que unos deben salir, a que se tiene que pensar que es tiempo de que otros lleguen, en cuanto a algunos se debe evaluar si están en condiciones para continuar en este equipo, a otros se les debe regular más y claro se debe apostar por la cantera, esa de la que tanto pecho se saca.
Reinventar, no es más que hacer el ejercicio y mirar por el retrovisor, entender que se tiene una plantilla de campeones y que con muchos de los mismos el club superó grandes dificultades, dificultades que basándose en el trabajo, en el análisis de las necesidades y en el entorno actual seguramente se superaran.
Es importante recalcar que la reinvención no supone un cambio, no es un nuevo comienzo ni una mutación de las ideas, es dominar la estrategia operativa, aquella que desde el conocimiento trabaja en pro de los objetivos del equipo, es neutralizar y sorprender a los rivales dentro de las posibilidades que brindan los mismos jugadores. La esencia se debe respetar, aquella herencia holandesa que ha caracterizado al club y su fútbol a lo largo de muchos años de historia.
Por Rafael Navas C. @rafaelnavas14