Del modo más doloroso, el conjunto de Manuel Pelegrini se despidió del sueño europeo teniendo la clasificación a un pelo, pero que debido a los errores arbitrales y de la falta de concentración en el fondo, le permitió a un león dormido desplegar toda su furia para instalarse en las semifinales de la Champions.
Dos goles en tiempo de descuento por parte de Reus y Felipe Santana prendieron la caldera en el Signal Iduna Park de Dortmund, ante la mirada perpleja de 80.720 almas que gritaron a reventar lo que parecía una utopía luego del gol de Eliseu a 8 minutos del cierre.
Toda Europa sumada a los miles de fanáticos del deporte más popular del mundo quedaban sin palabras, luego de presenciar como en menos de 10 minutos la historia se volteó a favor de los germanos como suele ocurrir en este tipo de instancias.
La obra maestra del ingeniero Pellegrini se derrumbó en un abrir y cerrar de ojos, dejando una sólida estructura que por decisiones ajenas a su voluntad se fue al piso, quitándole de paso el sueño a los sufridos hinchas malagueños de seguir haciendo historia en el torneos de cluibes más importante del planeta. A su vez el estratega chileno quedo a un paso de conseguir su segunda semifinal en Liga de Campeones, llegando en aquella oportunidad con un equipo chico como el Villareal.
Como se preveía, el encuentro fuego un duelo de dos equipos con la misma convicción: Vencer o morir. Y así fue, el Málaga cayó en su ley y el Borussia ganó agotando hasta la última gota de sudor de sus once guerreros, reflejando quizá uno de los encuentros más parejos y emocionantes de la presente temporada.
El primer campanazo de la fría noche al noroccidente de Alemania fue obra del polaco Lewandowski, quien empotró la esférica arriba del vertical tras efectuar una impactante vaselina. Málaga consciente de que un gol movería las piezas a su favor, consiguió marcar al minuto 25’, luego de una bonita jugada de Isco con Joaquín, donde este último fusiló sin piedad a Weidenfeller usando su pierna zurda como arma de guerra.
Desesperado por el resultado, Klopp adelantó las líneas para ejercer mayor presión sobre los andaluces. Ante este movimiento de piezas, Pellegrini cuajó una sólida defensa que dejó pocos baches para que los germanos pudieran definir. De todas formas la insistencia de los locales cobró réditos, logrando la igualad a cinco minutos del cierre de la primera parte tras una jugada de ensueño donde Reus se inventó un taco maravilloso para que Lewandowski definiera con soltura ante la fría salida de Caballero.
Al regreso de las canchas los actuales campeones de la Bundesliga salieron a apretar tuercas, insistiendo sin cesar frente al pórtico defendido por el argentino Willy Caballero. El primero en probar al sudamericano fue Lewandowski desde la frontal. Luego fue Götze quien pudo definir de media volea tras una notable jugada colectiva de los centrocampistas alemanes.
Con el paso de los minutos el cancerbero del Málaga se fue convirtiendo en el héroe de la noche, evitando varias jugadas de gol que a merced iba al fondo de la red. Fue un animal, una bestia, una araña impermeable que puso a sufrir a miles de corazones confiados en que su equipo se clasificara.
Cuando todo parecía que quedaría en tablas, Eliseu metió el gol que automáticamente instalaba al Málaga en semifinales luego de una enorme jugada de Julio Baptista que puso en el melón su enorme despliegue físico.
Ahí todo era alegría en el bando español y tristeza en los alemanes. Pero como bien dice el dicho, el partido no acaba hasta que el árbitro sentencia el partido y eso fue lo que ocurrió. En tiempo de descuento el Borussia salió de las cenizas consiguiendo igualar al 90 con un tanto de Marco Reus tras una horrorosa salida de la zaga malaguista.
Ya cuando estaba todo en sus últimos pinos, llegó el gol de Felipe Santana para poner a saltar a los miles de asistentes que fieles a su estilo, acompañaron a su equipo hasta último momento. Málaga recibía una puñalada por su exceso de confianza y el Dortmund el botín por su esfuerzo y mentalidad ganadora.